Se considera como libro funcional aquel que llena las necesidades de la persona que lo adquiere, quien los utiliza en su vida diaria, en el aprendizaje de la ciencia y la técnica. El libro funcional acapara la atención de los editores y representa el 75% de la producción anual de libros. Los libros de texto (estudio) y los que llenan las necesidades de la demanda técnica son libros funcionales, y su función utilitaria no se presta a equívocos (claro es un decir pues no deben pero suelen surgir erratas, aunque en el de Baldor no he encontrado ninguna).
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