Con ese pequeño epígrafe inicia esta obra de Fernando Savater.
<<Nunca encontramos el Grial. Los relatos no eran verídicos. Sólo la fatiga de los caminos acompañó a los que se aventuraron, pero se esperaban historias, ¿qué sería de nuestro vivir sin ellas?
Nada se resolvió. Hubiéramos podido quedarnos en casa. Es que somos tan inquietos. Sin embargo, concluido el viaje, sentimos que en nosotros -ya no rehenes de la esperanza- había nacido otro temple.>> (Rafael Cadenas, La búsqueda)
Dependiendo de el momento en el que tome uno un libro y lo lea es según lo que pase, es una experiencia muy personal pues a veces dicha lectura no dice gran cosa o parece sólo palabrería sin sentido, pero en otro momento o en otra etapa el libro parece diferente, pero lo diferente está en uno. Bueno pues esto me está pasando con el libro del gran filosofo contemporáneo Fernando Savater que bien parece una historia infantil pero va más allá, con sutilezas y en otras ocasiones de forma directa nos transmite mensajes de un amplio valor, más aún al poderlos encontrar en la vida cotidiana (claro ligeramente encriptados, por supuesto un niño lo entenderá seguramente de manera distinta que un adulto o un adolescente).
<<Son los libros los que dan sentido a las letras y a las palabras: los convierten en vida humana>>. El gran laberinto.
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